En su libro “Move your DNA” Katy Bowman comenta que “nadie está fuera de forma”, porque realmente cada persona está exactamente en el estado de forma que su comportamiento y entorno provoca en su cuerpo. Somos lo que nos movemos, lo que comemos, lo que descansamos, pero nuestro cuerpo, nuestros genes han evolucionado durante millones de años de acuerdo a las exigencias del entorno, nos hemos adaptado para sobrevivir en unas condiciones que, actualmente, distan mucho de las que teníamos hace miles de años, ¿para mejor?… tenemos muchas más comodidades, pero… ¿nos movemos los suficiente?, ¿comemos mejor?, ¿descansamos más?
Normalización de la disfunción
Nuestra visión de la vida tan individualizada y desconectada de nuestras raíces, sin perspectiva temporal, nos hace pensar y creer que muchas de las cosas que nos pasan, especialmente en temas relacionados con la salud, son “normales”.
Es normal que te duelan las rodillas si corres.
Es normal que al hacerte mayor (¿con 30, 40 ó 50 años eres “mayor”?) tengas múltiples achaques y dolores.
Es normal ese dolor de espalda trabajando tantas horas sentado o de pie.
Es normal necesitar plantillas para aliviar los dolores de mis pies y andar correctamente.
Es normal… pero a veces pienso, como hemos podido sobrevivir como especie tantos millones de años con esta cantidad de disfunciones.
Vamos a mirar un poco atrás, o mejor aún, vamos a mirarnos un poco más detenidamente, porque a lo mejor, “no es normal” que me duela el hombro si llevo algo de peso por encima de mi cabeza, o que me cueste la vida levantarme si me agacho y flexiono en profundidad mis caderas y mis rodillas.
Nuestro estilo de vida, muchas veces, nos resta, cuando erróneamente pensamos que nos suma… ahorramos tiempo en nuestros cómodos coches, escaleras mecánicas, ascensores para un par de pisos, la compra a casa… y luego invertimos ese tiempo en un gimnasio, andando sobre una cinta y/o en máquinas levantando y moviendo peso.
Reconstruye tu normalidad
Nuestras articulaciones, nuestros tejidos, nuestro cuerpo, como bien cuenta Katy Bowman se expresan de acuerdo a los estímulos que reciben, y si algo en el cuerpo no se usa, como ya he comentado en otros artículos, se pierde. Pero desafortunadamente, no dar a nuestros genes lo que esperan, trae sus consecuencias… no moverse lo suficiente, o hacerlo mal, trae consigo molestias, dolores, lesiones, consecuencias a medio y largo plazo.
Aprovecha el potencial del Pilates para recuperar lo que de verdad es normal, empieza a darle a tu cuerpo el estímulo que necesita para recuperar la salud y el bienestar físico y mental.
Atrévete a salir de la “normalidad”, estimula tu cuerpo y tú mente, haz Pilates.