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tocando punta pies

Si no puedes tocar la punta de tus pies con las piernas rectas… lo creas o no, es un indicador de que tienes un problema y muy probablemente sufras ya de algún tipo de dolor de espalda para el que te cuesta encontrar solución y alivio.

En muchos casos nuestro famoso isquiotibial tiene mucho que ver en el asunto, y aunque no es el único elemento a tener en cuenta, lo vamos analizar un poco más en profundidad.

El actor principal, la pelvis

Por su anatomía y continuidad con la columna vertebral, la posición de la pelvis es un importante factor a tener en cuenta en cualquier persona con dolor lumbar.

Podemos hablar de dos grandes movimientos pélvicos que pueden modificar, aumentando o disminuyendo, la curvatura lumbar. En primer lugar, la anteversión se producirá cuando la pelvis rota hacia delante llevando a la columna lumbar a aumentar su curvatura (hiperlordosis), lo que coloquialmente llamamos “sacar culo de pollo”.

Por otra parte, en la retroversión la pelvis rota hacia atrás y la columna lumbar pierde su curvatura natural y se rectifica, posición que habitualmente mantenemos cuando permanecemos “mal” sentados.

posiciones pelvisIsquiotibiales y posición de la pélvis

Si pensamos en la pelvis como una polea, hay músculos que traccionan en uno u otro sentido para rotarla hacia las posiciones que hemos visto anteriormente, uno de ellos es el llamado isquiotibial, aunque hablando con propiedad, en realidad son varios, el semitendinoso, el semimembranoso y la cabeza larga del bíceps femoral.

La inserción proximal de este grupo de músculos es en la pelvis (tuberosidad isquiática – parte posterior e inferior de la pélvis) así que su acortamiento supone una tracción posterior sobre esta, que es rotada hacia atrás (retroversión). Resumiendo, se produce una rectificación de la columna lumbar.

¿El efecto de este acortamiento? que impide o disminuye en gran medida los movimientos de anteversión que realiza la pelvis de forma natural provocando rigidez y disminuyendo la capacidad de flexión de cadera.

Esta limitación en la flexión de cadera es compensada a menudo con un aumento de la movilidad dorsal (hipercifosis) como podemos ver en la imagen:

rectificacion_lumbar

A (movimiento sin alteraciones) – B (compensación con híper-movilidad dorsal)

La consecuencia de esta cadena de limitaciones recae como casi siempre, en el eslabón más “débil”, los discos intervertebrales, debido principalmente a las mayores cargas que actúan sobre ellos. Y al final, cuando usamos algo mal y lo hacemos repetidamente en el tiempo el riesgo de dolor lumbar y aparición de hernias, protrusiones y otras patologías aumenta considerablemente, nuestra espalda se convierte en una bomba de relojería.

Como nos ayuda el Pilates

El Pilates trabaja de una forma uniforme nuestra musculatura, desarrollando la fuerza y la flexibilidad, de poco nos vale estirar y estirar si no compensamos correctamente todos los elementos que intervienen en la movilidad de la pelvis.

Durante las clases de Pilates los ejercicios nos harán trabajar de una manera segura y progresiva la elasticidad y la fuerza (de poco vale tener rango de movimiento sin control) de toda la cadena posterior, incluidos los isquiotibiales, pero sin olvidar otros elementos que veremos en otros artículos que estamos preparando y donde trataremos el papel de, por ejemplo, otro “famoso” protagonista… el músculo psoas.

Poco a poco iremos encontrando el equilibrio y probablemente el alivio a esos dolores y molestias que sufrimos sin padecer algún tipo de patología concreta.

Aprenderemos a movernos bien… para poder movernos mucho, y lo más importante, sin dolor.

flexion_cadera_correcta

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