Si, has leído bien, por extraño que pueda parecerte, permanecer “cómodamente” sentado durante periodos prolongados de tiempo perjudica seriamente tu salud. Ya hablamos en otro artículo de nuestro blog de la importancia de incomodarse.
¿Has echado cuentas alguna vez del tiempo que pasas sentado a lo largo del día? Ya sea en el trabajo, conduciendo, “descansando”, ahora multiplícalo por los días que tiene una semana, un mes, un año. No es un tema trivial y más si no haces nada para compensar todo ese “sobre-esfuerzo” (y nosotros pensando que nos ayudaba a descansar…) al que sometes a tu cuerpo.
Que ocurre cuando permaneces sentado mucho tiempo
Repasemos primero que ocurre en la parte inferior de tu cuerpo. Los primeros perjudicados son los músculos posteriores de tus piernas, tanto los gastrocnemios (gemelos) como los isquiotibiales mantendrán una posición de acortamiento y lo mismo ocurre con otros músculos con un papel muy importante en la estabilidad de nuestra zona lumbar, el psoas e iliopsoas.
El glúteo no sale tampoco bien parado, su inhibición (sentado no hay activación alguna), acarreará una debilidad muscular importante “en uno de los músculos más potentes de nuestro cuerpo”.
La suma de todos estos elementos provoca un importante desequilibrio muscular que representa la principal causa de dolores de espalda baja.
Pero la cosa no acaba aquí, la articulación sacroiliaca y sus ligamentos han de soportar mucha más carga que si estamos simplemente de pie, donde las fuerzas se reparten de una forma mucho más óptima.
Mirando ya directamente a nuestra zona lumbar, la continua flexión produce un desplazamiento posterior prolongado del núcleo discal, lo que a la larga acarreará daño en el disco (protusiones, hernias…) sin olvidar tampoco el estrés que se produce en el tejido pasivo (ligamentos) generando deformación a largo plazo (distensión).
La parte superior también se ve seriamente afectada, y en muchos casos presenta sintomatologías más a corto plazo (dolores de cuello, hombros, contracturas en la parte de la espalda alta).
Comenzando por la musculatura pectoral y abdominal, la postura que normalmente adoptamos acorta estos músculos, lo que genera tensiones que modifican nuestra postura, y de nuevo más desequilibrios y compensaciones.
Un poco más arriba, el esternocleidomastoideo y el trapecio superior también se acortan lo que produce que nuestra cabeza se adelante, ¿te resulta familiar?
Estos desequilibrios tienen principalmente una víctima, el trapecio medio, que ha de soportar más peso y tensión. ¿Entiendes ahora el porqué de esas dolorosas contracturas en esa zona de la espalda?.
A nivel general se produce un acortamiento de nuestra cadena anterior con el consecuente efecto postural.
Pilates como método correctivo
Solamente con la respiración consciente que realizamos durante las clases de Pilates ya estamos trabajando para paliar los efectos negativos de esos periodos prologados de inactividad en nuestras cómodas sillas y sillones.
Trabajando el transverso abdominal reforzaremos los “cimientos” de nuestra zona central elemento clave para el mantenimiento de una buena postura.
Aunque el protocolo se enfoca en un trabajo uniforme de todo el cuerpo, aquellas zonas que hemos visto más afectadas se beneficiarán más rápidamente y de una forma coordinada y funcional con el resto de la musculatura. Mientras los glúteos ganan de nuevo presencia y fuerza, nuestro iliopsoas y toda la cadena posterior irán recuperando progresivamente elasticidad de una manera balanceada para no crear nuevas compensaciones.
Los ejercicios de extensión dorsal nos permitirán recuperar de igual forma nuestra movilidad torácica y fuerza en nuestra espalda para revertir todo ese acortamiento de la cadena anterior.
Resumiendo, una rutina de Pilates es la mejor medicina para paliar los desastrosos efectos de pasar tantas horas sentados en nuestras “cómodas” sillas.